domingo, abril 23, 2006

El que no se consuela es porque no quiere.


Los españoles estamos acostumbrados a criticar a nuestros políticos. Y con razón, para qué nos vamos a engañar. Van a lo suyo, se acuerdan de nosotros solo cuando hay elecciones, nos toman por estúpidos, mienten, a menudo roban..., realmente tienen una desfachatez de padre y muy señor mío.

Bueno, pues a veces salen figuras (vamos a llamarlos así) en el extranjero que nos deben hacer pensar que lo nuestro es pura ambrosía comparado con lo que tienen que tragar en otros países. No, no estoy hablando de Bush y sus muchachos, aunque también valdrían como ejemplo. Este artículo trata acerca del todavía primer ministro de la República de Italia, Silvio Berlusconi, más conocido como Il Cavaliere (?).

Ya se sabe que los políticos tienden a entender, cuando están en el poder, el país como si fuera su cortijo privado, pero este hombre se pasa. Baste con decir que el político con el que se le comparaba aquí era Jesús Gil. Berlusconi llegó a hacer aprobar, gracias a la mayoría absoluta de que ha dispuesto en el parlamento italiano en la anterior legislatura, leyes encaminadas a protegerle de las investigaciones y procesos judiciales de los que era objeto. Asimismo, en la última campaña electoral llegó a insultar (coglioni, algo así como el español "gilipollas" los llamó) a los votantes de su rival.

Pero lo que ya es el colmo del morro es lo sucedido con los resultados de las últimas elecciones generales en su país. Como sin duda sabéis, finalmente ha salido vencedor Romano Prodi, su rival, por un margen de votos muy escaso. Cualquier otro en su lugar, seguramente, haría hincapié en la escasa diferencia existente, diría que iba a estar muy atento a la labor a realizar por el gobierno desde su nuevo lugar en la oposición, desearía suerte y felicitaría al vencedor, etc. Pues no. A pesar de estar en el gobierno, es decir, de ser el responsable de todo el proceso electoral, y además, regir una ley electoral aprobada en esta legislatura (es decir, por él), Berlusconi va y dice que ha perdido porque ha habido "clamorosas irregularidades" en el recuento. Eso sin contar con que dice que no cree "que estos señores logren gobernar, serán solo un paréntesis" y que no llámara a su rival ni le deseará un buen trabajo "porque sería un deseo contra los intereses de Italia". Vaya tela.

Por mucho que se pueda decir, aquí estas cosas no pasan. Cuando nuestros políticos pierden, pueden patalear un poco, pero pierden y punto. Lo más cercano a eso fue cierta tentación que tuvo el PP de dar a entender que pudo haber algún tipo de manipulación en los resultados de las elecciones de 1993, que empezaba a plantear su "hinchada" y algún que otro representante cualificado de su partido en la noche electoral. Aznar cortó de raiz ese camino admitiendo sin ambages ni matices la victoria de su rival. Todo el mundo reconoció como un acierto esa rápida respuesta del cuatro años más tarde presidente. Dejando aparte la irresponsabilidad que supone, la gente aquí no tolera (al menos, todavía no) ese tipo de cosas.

Y esto me lleva a plantearos si será verdad eso de que cada país tiene los políticos que se merece. Creo que en parte, como mínimo, así es. Porque son como les permitimos ser. Al fin y al cabo están ahí porque la gente les vota. El problema, como siempre, es que a lo mejor no tenemos todas las opciones que desearíamos. Pero aún así, los dirigentes suelen ser a menudo reflejo de su sociedad o, al menos, de parte de ella.

En fin, en todo caso, los italianos no creo que se merezcan esta vergüenza. Dejando aparte la Mafia y el codazo de Tasotti (¿se escribía así?) a Luis Enrique en el mundial de Estados Unidos (1) son un pueblo simpático, la cuna de grandes artistas y pensadores. Los que nos trajeron la pasta desde China. Además, con muy parecidos a nosotros.

Así que ya sabéis, el que no se consuela es porque no quiere. Los nuestros son como son, pero ¡cómo son en otros sitios! Viendo algunas cosas dan ganas de decir aquello de "Virgencita, virgencita, que me quede como estoy".

Un abrazo muy fuerte.


(1): Un comentario forofil: yo creo que el gran error de Tasotti en quel lance fue que se adelantó a su tiempo. Cuando le hizo comerse los piños a Luis Enrique era 1994 y este jugaba en el Madrid. Si lo hubiese hecho a partir del verano del 96, cuando se fue al Barcelona y pasó a ser nuestra bestia negra, la cosa hubiera sido menos grave. Donde va a parar, de aquí a Lima, vamos.