jueves, junio 01, 2006

Debate sobre el Estado de la Nación 2006 (2): resultado y goleadores.

Velázquez pintó "Las Meninas". Fleming descubrió la penicilina. Gandhi fue el apostol de la no violencia. Al lado de sus logros, tragarse el debate casi entero no parece una gran hazaña pero, como todos sabemos, no es algo que carezca, precisamente, de mérito. Ahí vamos con el resumen y análisis de lo que han dado de sí estos días de trifulca política.

Cualquier aficionado al deporte sabe que cuando un equipo critica furibundamente al árbitro generalmente no le marchan bien las cosas. Si alguien pide una revancha es, indudablemente, porque ha perdido. Si, además, se queja de las reglas del juego es que es un mal perdedor. Rajoy hizo todo eso. Mi impresión, efectivamente, es que ganó el presidente.

En vista de que la situación económica (como él mismo reconoció) es buena, lo que siempre dificulta la labor de oposición, Rajoy se centró en su crítica, con algunas cortas referencias a otros temas (educación, política exterior, vivienda, etc.), en los problemas de inmigración, inseguridad y ante todo, en política territorial, terreno que siempre se ha considerado que era la gran baza del PP en esta legislatura para desgastar al gobierno y del que hablaremos más tarde. A pesar de que habló bien y de que no le faltaban argumentos, el presidente del Partido Popular, a mi juicio, fue a por lana y salió trasquilado. No se puede argumentar que la economía va bien por la inercia del gobierno anterior, estando como estamos ya a mitad de legislatura e insistir, al mismo tiempo, en que lo que va mal es por culpa del gobierno. Con esta línea de actuación solo consiguió quedar a merced de la batería de cifras con que contraatacó Zapatero en su réplica, dando ratios económicos mejores que los encontrados por su gobierno al tomar posesión en 2004, cifras de criminalidad menores que en la legislatura anterior, datos de la reducción de entradas de ilegales en pateras, etc. De esta manera, el presidente consiguió que la sensación que tuvieran los espectadores fuese, precisamente, la contraria. En los siguientes turnos Rajoy no logró dar la vuelta a la situación, dando, además, una imagen tensa e irascible.

En las críticas sobre el (insufrible) proceso general de reforma estatutaria, a Rajoy le falló de nuevo su crónico error de desmesura. Habiendo, como hay, un importante terreno para la crítica a la acción del gobierno que es, al mismo tiempo, su derecho y su deber aprovechar, creo que le faltó cierta moderación en ésta. Es cierto que el tema está, en ocasiones, muy mal llevado, que no está claro dónde se quiere llegar con él y que carece del deseable consenso entre los dos grandes partidos nacionales. Pero también lo es que se apuntan al carro las autonomías gestionadas por su partido y que la ausencia del consenso es, como mínimo, igualmente imputable a ambos. El tema, además, no parece dar tanto de sí como prometía hace un año, con un Estatut recortado seriamente, tras el famoso apretón de manos de Zapatero y Mas, respecto al engendro que salió del Parlament, con un referendum a la vista en el que piden simultáneamente el "no" ERC y PP (lo que hace dar la impresión de ser más moderados a los partidarios del "si"), el proyecto de reforma del estatuto andaluz (que intenta dar normalidad al catalán), etc. Resulta, por último, paradójico que utilizase una parte tan importante de su tiempo en hablar de algo que según dijo "no interesa a los ciudadanos". Creo que si Rajoy hubiese dado un tono más moderado y razonable, huyendo de tintes apocalípticos y dándole al tema la importancia que tiene (puede que mucha, pero no tanta) a su intervención en este asunto, su crítica hubiera sido, paradójicamente, más fuerte. Tal y como lo hizo, le sirvió en bandeja a Zapatero una nueva oportunidad de pintarle como "profeta de desgracias que no se cumplen", imagen del líder de la oposición que, tristemente para él, cada vez le cuadra más. Además, la buena relación exhibida por el presidente en su debate con el resto de portavoces, tal y como adelanté en el artículo anterior, ayuda a dar una fuerte imagen de aislamiento y radicalidad del PP, que resta valor a las críticas de "sectarismo" y de querer "sembrar cizaña entre los españoles, dividiéndoles entre buenos y malos" (solo un político tan experimentado como Rajoy es capaz de decir esto y quedarse tan pancho, cayendo lo que cae desde las filas de la derecha y sus baterías mediáticas) y sitúa, por el contrario, al PSOE en el centro político, lugar del que el PP parece querer volver corriendo a la derecha, tras el largo, sufrido y tortuoso (y algo ficticio, pero eso es otra historia) viaje a éste que llevó a cabo desde finales de los ochenta.

Por supuesto, podría equivocarme, pero creo que el PP, probablemente por su brusca e inesperada derrota en las elecciones de 2004, está cayendo en la trampa de Zapatero, que no para de ponerles pieles de plátano ("Papeles de Salamanca", bodas gays, política territorial, retirada de la estatua de Franco, etc.) para que se deslicen por la pendiente de la radicalidad y la crítica exacerbada, de forma que acaben por espantar a los votantes de centro, que son lo que suelen decidir las elecciones. En todo caso, estamos a mitad de legislatura y las cosas pueden dar todavía muchas vueltas. Eso sí, si Rajoy fracasa de nuevo en 2008, creo que tendrá los días contados como líder del PP. Pero me estoy desviando del tema, estamos hablando del Debate sobre el Estado de la Nación.

Realmente, poco queda por decir. Los portavoces de los grupos minoritarios siguieron el esquema marcado. El PNV y sus muchachos hicieron hincapié en el tema de ETA. El grupo Mixto apoyó, con más o menos matices, al gobierno. CC se quejó del tema de los cayucos. Llamazares no quiere sentirse utilizado por el gobierno y le pidió que eligiera cuales iban a ser sus aliados. Zapatero, claro, no lo hizo. Quiere seguir siendo amigo de todos, según le convengan sus votos para una iniciativa u otra. Puigcercos, tras el culebron del traído y llevado Estatut, parecía una persona que se encuentra con que su pareja, tras una larga y satisfactoria relación, le deja plantado en el altar (así parecen sentirse tras el acuerdo Zapatero-Mas). Aún así, no le criticó demasiado. Duran i Lleida, por su parte, regañó en ocasiones al gobierno por algunas facetas de su gestión, pero de forma tan moderada que parecía un padre que quiere que su hijo saque sobresaliente y se encuentra con un notable. Eso sí, resulta más ameno que sus antecesores en el puesto de portavoz de su grupo, como Molins, que debería estar recetado para el insomnio. En definitiva, todo muy versallesco y de guante blanco, como ya había indicado antes. Si sigue así la cosa, Zapatero tiene prácticamente garantizada la gobernabilidad durante lo que queda de legislatura.

Y eso, amigos, ha sido todo sobre este tema. Ya está bien, que he vuelto a escribir un tocho. Luego me quejaré si no me lee nadie. Pero si alguien ha llegado hasta el final, me gustaría conocer su opinión. Espero vuestros comentarios.

Hasta el próximo artículo, un fuerte abrazo.

7 Comments:

Blogger juan pulas said...

Buen resumen, los tienes cuadrados. Este debate tiene una fórmula que favorece enomemente a quien gobierna, algo tiene que ir como el culete para que un presidente palme. Rajoy se repitio como siempre pero omitiendo el punto fuerte del pp en los ultimos años: el terrorismo, estan como locos por que salga mal. Si por una jodida casualidad del destino las conversaciones con ETA y todo lo demás sale "bien" (dudo que ocurra) se tiran por un puente... necesitan el terrorismo como el comer, es asi de lamentable. Lo peor fue el enfrentamiento con el presidente del congreso, fue patético... que gañan.

2:55 p. m.  
Blogger El Edu said...

Excepto en lo de que el terrorismo sea el punto fuerte del PP (yo creo que es el tema de la reforma generalizada de los estatutos de autonomía), estoy en buena medida de acuerdo contigo, la verdad. Sobre todo, en lo relativo al tema del presidente del congreso. Fue como jugar al ajedrez con negras y tras perder, quejarse de que el otro había empezado a mover antes. Un penoso intento por salvar la cara, sin darse cuenta de que quedó como un mal perdedor, que es, posiblemente, peor que perder.

7:01 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Sergio dijo...
viva el tiempo libre para hacer este tipo de cosas originales como comentar el debate sobre el estado de la nación. muy bien edu como una puta cabra. a decir verdad decirte que bastante clarito e imparcial. un abrazo

10:28 a. m.  
Blogger El Edu said...

Gracias, monstruo. Tienes razón en lo de como una cabra, pero en fin. Preparo un artículo sobre los candidatos a presidente del Madrid que ya verás.

6:06 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Edu, enhorabuena! muy bien escrito, pero yo es que con los temas de politica, no puedo...
reitero mi enhorabuena a tu valentia.

1:48 p. m.  
Blogger El Edu said...

Gracias, Gema. Eso sí, recuerda que aunque tu puedas pasar de la política, la política no pasa de tí...

Un beso.

8:34 p. m.  
Blogger El Edu said...

Jose, de acuerdo en lo segundo (el PP efectivamente cabrea tanto que nadie le acaba de escuchar, al menos fuera de sus incondicionales, a pesar de que suelen tener una parte, al menos, de razón) y en desacuerdo en lo primero. Rajoy no estuvo blando. No lo suele estar, vaya. Creo que si alguna vez estuviera un poco más blando de lo habitual otro gallo le cantaría...

Un abrazo.

9:45 p. m.  

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