domingo, abril 23, 2006

El que no se consuela es porque no quiere.


Los españoles estamos acostumbrados a criticar a nuestros políticos. Y con razón, para qué nos vamos a engañar. Van a lo suyo, se acuerdan de nosotros solo cuando hay elecciones, nos toman por estúpidos, mienten, a menudo roban..., realmente tienen una desfachatez de padre y muy señor mío.

Bueno, pues a veces salen figuras (vamos a llamarlos así) en el extranjero que nos deben hacer pensar que lo nuestro es pura ambrosía comparado con lo que tienen que tragar en otros países. No, no estoy hablando de Bush y sus muchachos, aunque también valdrían como ejemplo. Este artículo trata acerca del todavía primer ministro de la República de Italia, Silvio Berlusconi, más conocido como Il Cavaliere (?).

Ya se sabe que los políticos tienden a entender, cuando están en el poder, el país como si fuera su cortijo privado, pero este hombre se pasa. Baste con decir que el político con el que se le comparaba aquí era Jesús Gil. Berlusconi llegó a hacer aprobar, gracias a la mayoría absoluta de que ha dispuesto en el parlamento italiano en la anterior legislatura, leyes encaminadas a protegerle de las investigaciones y procesos judiciales de los que era objeto. Asimismo, en la última campaña electoral llegó a insultar (coglioni, algo así como el español "gilipollas" los llamó) a los votantes de su rival.

Pero lo que ya es el colmo del morro es lo sucedido con los resultados de las últimas elecciones generales en su país. Como sin duda sabéis, finalmente ha salido vencedor Romano Prodi, su rival, por un margen de votos muy escaso. Cualquier otro en su lugar, seguramente, haría hincapié en la escasa diferencia existente, diría que iba a estar muy atento a la labor a realizar por el gobierno desde su nuevo lugar en la oposición, desearía suerte y felicitaría al vencedor, etc. Pues no. A pesar de estar en el gobierno, es decir, de ser el responsable de todo el proceso electoral, y además, regir una ley electoral aprobada en esta legislatura (es decir, por él), Berlusconi va y dice que ha perdido porque ha habido "clamorosas irregularidades" en el recuento. Eso sin contar con que dice que no cree "que estos señores logren gobernar, serán solo un paréntesis" y que no llámara a su rival ni le deseará un buen trabajo "porque sería un deseo contra los intereses de Italia". Vaya tela.

Por mucho que se pueda decir, aquí estas cosas no pasan. Cuando nuestros políticos pierden, pueden patalear un poco, pero pierden y punto. Lo más cercano a eso fue cierta tentación que tuvo el PP de dar a entender que pudo haber algún tipo de manipulación en los resultados de las elecciones de 1993, que empezaba a plantear su "hinchada" y algún que otro representante cualificado de su partido en la noche electoral. Aznar cortó de raiz ese camino admitiendo sin ambages ni matices la victoria de su rival. Todo el mundo reconoció como un acierto esa rápida respuesta del cuatro años más tarde presidente. Dejando aparte la irresponsabilidad que supone, la gente aquí no tolera (al menos, todavía no) ese tipo de cosas.

Y esto me lleva a plantearos si será verdad eso de que cada país tiene los políticos que se merece. Creo que en parte, como mínimo, así es. Porque son como les permitimos ser. Al fin y al cabo están ahí porque la gente les vota. El problema, como siempre, es que a lo mejor no tenemos todas las opciones que desearíamos. Pero aún así, los dirigentes suelen ser a menudo reflejo de su sociedad o, al menos, de parte de ella.

En fin, en todo caso, los italianos no creo que se merezcan esta vergüenza. Dejando aparte la Mafia y el codazo de Tasotti (¿se escribía así?) a Luis Enrique en el mundial de Estados Unidos (1) son un pueblo simpático, la cuna de grandes artistas y pensadores. Los que nos trajeron la pasta desde China. Además, con muy parecidos a nosotros.

Así que ya sabéis, el que no se consuela es porque no quiere. Los nuestros son como son, pero ¡cómo son en otros sitios! Viendo algunas cosas dan ganas de decir aquello de "Virgencita, virgencita, que me quede como estoy".

Un abrazo muy fuerte.


(1): Un comentario forofil: yo creo que el gran error de Tasotti en quel lance fue que se adelantó a su tiempo. Cuando le hizo comerse los piños a Luis Enrique era 1994 y este jugaba en el Madrid. Si lo hubiese hecho a partir del verano del 96, cuando se fue al Barcelona y pasó a ser nuestra bestia negra, la cosa hubiera sido menos grave. Donde va a parar, de aquí a Lima, vamos.

miércoles, abril 19, 2006

De ratones y hombres (II): el análisis.

Bueno, queridos fans, aquí estamos otra vez. Dado que cuando hablo de este tema me salen unos tochos de tamaño king-size voy a ahorraros las introducciones pretendidamente ingeniosas y voy a ir directo al meollo.

Como ya quedó claro en la primera parte, en la que se hizo una breve (es un decir) crónica de los últimos años del Madrid, el club está pasando por una muy complicada situación, a cuyo análisis vamos a dedicar estas líneas.

Aunque no creo que haga falta decirlo, el problema real no es que se jueguen peor o mejor o que se ganen o pierdan unos cuantos partidos. Eso son ciclos y es algo que ocurre en las mejores familias. Lo realmente grave es la situación de desmoronamiento general que afecta a la institución en su conjunto, desde la cúspide (es decir: la presidencia) a la base (lo que se puede entender referido, aunque ganen más dinero que un torero bueno, al primer equipo, que es quien juega los partidos que nos hacen llegar contentos o cabreados los lunes a trabajar). Esto, como todo lo ocurrido, bueno o malo, desde Julio de 2000 tiene como principal responsable a un hombre: D. Florentino Pérez.

Durante casi todo su mandato he sido un firme defensor de Florentino y de su gestión dentro del club. En contraste con el presidente al uso de un club de fútbol español, forofo, populista y algo cateto, daba la imagen de un hombre tranquilo, respetuoso con el adversario, y sobre todo profesional y calculador, que dejaba el fútbol para los técnicos (léase Pirri, Del Bosque, Valdano, etc.), excepto para fichar jugadores que parecían una apuesta segura (Figo, Zidane, Ronaldo) y encima daban dinero, que ha sido el punto fuerte del club estos años.

Bueno, pues no ha sido así. Esta ficción se mantuvo, a trancas y barrancas, mientras los resultados deportivos respondieron pero cuando estos fallaron la cosa se derrumbó. En los últimos tiempos ha quedado claro, para cualquier aficionado que esté medianamente informado de lo que pasaba en el mundo del fútbol patrio, que la mente pensante que tomaba las decisiones relevantes en el Madrid, fueran del tipo que fueran, era Florentino Pérez. Con la ayuda (es un decir) de un puñado de personas de su confianza, decidía quien era el director técnico (Valdano, Butragueño, Sacchi, Floro), a quien luego no haría caso, quien sería el entrenador (Queiroz, Camacho, Gª Remón, Luxemburgo, López Caro...) al que luego pondría bajo sospecha y quitaría autoridad ante el vestuario, los fichajes (un año vienen Owen, Samuel y Woodgate, al año solo sigue este último, al que no hay donde colocarle porque está cojo; no se quieren fichar centrales o centrocampistas de contención y luego se fichan a patadas... sin resolver las carencias del equipo), etc. Ese, sin duda, es el motivo que explica la espantá de Camacho. Peor aún, resulta que es tan forofo como el que más, recurriendo a todos los trucos que los presidentes de siempre han utilizado para salir del paso cuando los resultados no acompañan: culpar a los árbitros, imputar las críticas a su gestión al "antimadridismo" de algunos medios, echar al entrenador (después de delegar en él la composición de parte de la plantilla, como se hizo con Luxemburgo a comienzos de esta temporada), fichar, gastando una pasta tremenda, de cara a la galería (Owen, Robinho... los fichajes estrella de los dos últimos años son buenos jugadores, sin duda, pero no lo que necesitaba el equipo), todo valía para intentar capear el temporal. Como, además, no había ninguna autoridad técnica real en el club que pudiera hacer algún contrapeso o a la que se tuviera mínimamente en cuenta, resultaba que los bandazos del presidente se han traducido en la pérdida del timón de la política deportiva del club, que ha brillado por su ausencia en los últimos dos años. Es cierto que la política de "Zidanes y Pavones" y fútbol espectáculo se llevó demasiado a rajatabla y carecía totalmente de flexibilidad ante las circunstancias y necesidades de la competición, pero desde entonces no hay ninguna otra que la sustituya, habiendo tan solo una gran y creciente necesidad de ganar algún titulo, "por lo civil o lo criminal", que no hace más que crear ansiedad a todos los niveles (directiva, cuerpo técnico, plantilla y afición) y paradójicamente, hacer más difícil la consecución de éstos. Mézclense en una coctelera estos ingredientes con una plantilla aburguesada y acomodaticia (en buena medida, como él mismo vino a reconocer en su discuro de despedida, por culpa del presidente) y un(os) entrenador(es) sin autoridad y se encontraran con el fracaso de los últimos años de la primera plantilla de fútbol del Real Madrid.

Pero, a pesar de todo, esto no es lo peor. Si solo fuera eso, estaríamos ante una grave crisis deportiva en el equipo de fútbol, que resolveríamos como siempre, tragando saliva, añorando los buenos tiempos pasados y esperando los mejores por venir; es decir, estariamos como hace dos meses. Hace aproximadamente ese tiempo, el presidente nos dejó en la complicada situación en que nos encontramos ahora, añadiendo a una plantilla bajo sospecha (como corresponde a un equipo del Real Madrid descartado por tercer año consecutivo de la lucha por los títulos y con dificultades para meterse entre los cuatro primeros) y a un entrenador interino la inestabilidad en la cúpula del club, al dimitir como presidente el pasado día 27 de Febrero de 2006.

No voy a discutir el hecho de que debiera dimitir Florentino. Como ya he dicho, era en gran medida responsable de la muy mala situación deportiva del club. Pero el capitán debe ser el último en abandonar el barco. No creo que haya demasiada gente que dude de que lo suyo fue una huída en toda regla. Otra espantá, mucho más grave que la de Camacho. Pero lo malo no fue solo eso. En un acto caciquil sin precedentes (por lo menos, yo no recuerdo nada igual en la historia reciente del Madrid) se permitió el lujo de nombrar a dedo a su sucesor, un desconocido vocal de la directiva, un tal Fernando Martín. Con este acto no solo cometió la irresponsabilidad de borrarse en el peor momento, cuanto más falta podía hacer la estabilidad que pudiera hacer dado el presidente que llevaba en el cargo desde Julio de 2000, sino que puso en su lugar una persona carente de todo tipo de legitimidad moral para ejercer la presidencia (no había sido votada por los socios, estaba nombrado a dedo por el anterior presidente, por lo que además se le veía como un títere, era totalmente desconocido, etc.) con la pretensión de que agotara el mandato de la junta, que expiraba en Julio de 2008. Esto solo sirvió para dar la impresión de que era un presidente transitorio, pero como no se convocaban elecciones, se encontraba en una permanente transitoriedad, lo que llevaba a la situación de desmoronamiento general a la que me refería al comienzo del artículo. Si de verdad tenía que dimitir Florentino, tenía dos opciones mucho más presentables: seguir hasta final de temporada, aguantando el chaparrón (pitadas, desgaste personal y de su imagen...) pero ayudando también a hacerlo al club al que había dirigido todos estos años o convocar elecciones, quedandose él (preferiblemente) o cualquier otro (dado que quería evitar el mal trago de este final de temporada) al cargo del club mientras éstas se celebraban. Pero optó por lo que finalmente hizo, con el fin de escapar del desaguisado que (como mínimo) había contribuido a crear y al mismo tiempo, seguir manejando, en mayor o menor medida, los hilos en la sombra, con un presidente nombrado por él mismo y una junta directiva totalmente fiel a sus ideas y su persona. A esto debemos el bochornoso sainete del breve mandato de Fernando Martín, que ahora pasamos a comentar.

A pesar de todo, resultó que Martín (¿quién lo iba a decir?) tenía ideas propias y no estaba teledirigido por su antecesor. Su objetivo claramente era uno: seguir como presidente. Como tenía claro que en la situación en la que se encontraba al llegar al cargo tenía difícil ganar unas elecciones no tuvo dudas: no las convocaba. Su plan debía ser ponerlas en marcha dentro de un año, cuando hubiera podido ganar algo (aunque la verdad es que esto es mucho suponer) para presentarse con garantías de ganar (sin recordar el antecedente de Lorenzo Sanz en 2000, que perdió después de ganar la Copa de Europa). A pesar de que, una vez eliminados de la Champions, no había casi objetivos deportivos por pelear y podía haber habido presidente nombrado por la urnas a finales de abril o comienzos de mayo (con tiempo para preparar la temporada siguiente), se resistía a adelantar las elecciones porque no era "el momento oportuno". El momento oportuno ¿para quién? ¿para el club o para él?.

El resto de su actividad estaba encaminada a una sola cosa: ganar tiempo. La planificación (es un decir) del año que viene era más o menos la heredada de Florentino: poner a Ancelotti como entrenador y fichar a dos o tres figuras; es decir, más o menos, lo que se ha hecho otros años, con los resultados que hemos visto. Como resulta que Ancelotti tiene contrato en vigor, renovado hará un mes más o menos, con el Milan, el tío se dedica a dar nombres, como si le dieran un duro por cada docena que mencionara: Wenger, Benítez, Mourinho, Capello... cada cual de su padre y de su madre, solo tienen en común que tienen nombre ante la afición, que cobran un pastón y que vendrían con todo tipo de pretensiones. La gestión del final de temporada, por su parte, es penosa: baste con recordar el tema de la Semana Santa, como desautorizó al entrenador y como tuvo que recular ante la plantilla. Quiso ganar puntos ante la afición poniéndose duro con los jugadores y al final salió con el rabo entre las piernas. Por último, como parece salirse del camino marcado por Florentino, la directiva (albacea de éste) le empieza a tener ganas. Comienza un triste espectáculo de cruces de declaraciones, faroles y amenazas, que finalmente desemboca en la junta directiva del pasado 26 de Abril, en la que se pone fin a este penoso mandato presidencial y se anuncian (por fin) elecciones a final de temporada. Por lo menos, fue breve y ya pasó.

El horizonte pasa ahora por las elecciones que se esperan para el próximo mes de Julio. Tras ellas debe entrar una nueva dirección que sepa insuflar aire nuevo y acabar con las peligrosas inercias que atenazan, como mínimo en el ámbito deportivo, al club. Sería deseable que hubieran podido ser antes, para que el ganador preparase el año que viene con tiempo, pero es lo que hay. Cabe esperar que la directiva actual deje las manos lo más libres posible a la siguiente, pero es cierto que no pueden dejarla todo por hacer para las fechas en que tome posesión. Por eso, la temporada que comienza este verano va a ser también de transición. Me temo que hasta la temporada 2007-08 no cabe esperar que estemos al nivel deportivo que cabe exigir a nuestro club, pero, al menos, el año que viene deberá ser de estabilidad y recuperación en lo institucional.

En vista de la importancia que va a tener la próxima cita electoral, que se presenta más abierta que nunca, creo que cabe citaros para más adelante para hacer un estudio de los distintos candidatos que se presenten y ver la viabilidad y los pros y contras de cada uno. De momento, no os doy más la paliza con este tema.

Un abrazote.

miércoles, abril 12, 2006

De ratones y hombres (I): la crónica.


Bueno, amigos, lo prometido es deuda, así que con este artículo empezamos el análisis pormenorizado de la difícil situación del Real Madrid (iba a poner aquello de "el mejor equipo del mundo" pero iba a parecer que escribo el artículo estando pedo y no queda serio).

Para poder analizar una situación, sobre todo una tan complicada como esta, es bueno conocer y entender como se ha podido llegar a ella y este va a ser el objetivo de este primer artículo, quedando para el siguiente artículo (si es que no hay más) los diagnósticos, propuestas, etc.

Hace ya bastantes años, cuando Aznar hablaba catalán en la intimidad, no todo el mundo tenía móvil, yo tenía pelo, etc., el presidente del Real Madrid era un lamentable personaje llamado Lorenzo Sanz. El club estaba todos los días en lás páginas de sucesos por los hechos más rocambolescos que se puedan imaginar: el presidente sacaba dinero de la caja fuerte para una timba de cartas con Jesús Gil, los Ultras Sur derribaron una de las porterías en una semifinal de la Copa de Europa (yo estuve ese día en el estadio, que bochorno), gran parte de la directiva (incluyendo al vicepresidente primero) se rebelaba contra el presidente, los hijos de este estaban o habían estado enchufados de un modo u otro en el club, etc. La situación económica era pésima, no había ni para pipas, pero eso no impedía que de algún modo se sacase dinero (se debía pedir prestado a los Corleone o algo así) para inversiones tales como pagar casi 3.000 millones de pelas por un tal Elvir Baljic (creo recordar que se escribía así), más de 1.000 por Geremi, más de 5.000 (!) por Anelka... (1). En el ámbito deportivo, la línea era muy irregular: después del primer año de mandato (excluyendo la temporada que cogió a medias, de la que no se le puede hacer del todo responsable, aunque era antes el vicepresidente), en el que se ganó la liga con cierta brillantez, el equipo ni tan siquiera volvió a dar sensación de tener opciones reales de optar al título. No obstante, en Europa las cosas fueron muy bien, al ganar la Copa de Europa en los años 1998 y 2000, con una mezcla de buen juego en partidos clave y suerte a raudales en ciertos momentos.

Precisamente después de ganar la última Champions, Sanz se sintió suficientemente seguro como para, después de una temporada muy difícil, en la que se había visto muy contestado, convocar elecciones anticipadas, que, sorprendentemente, perdió ante Florentino Pérez.

La situación que heredaba Pérez en Julio de 2000 era, como ya he indicado, muy preocupante. El equipo de fútbol había ganado, ciertamente, la Copa de Europa, pero en la Liga (no en vano llamada "Torneo de la Regularidad") había sido quinto. El equipo de baloncesto había ganado la Liga pero no era ningún secreto que estaba dejado de la mano de Dios (y así ha seguido). La situación económica era una ruina. La imagen del club estaba por los suelos. A la nueva directiva le esperaba un trabajo hercúleo.

No quiero explayarme en un tema en el que parece haber un consenso general, pero no cabe duda de que el trabajo de Florentino (le vamos a llamar así, aunque Pérez tenga menos letras y sea por lo tanto más rápido de escribir) y su gente fue, en ciertos aspectos, brillante. En un par de años, el Madrid tenía un balance saneado, gracias al pelotazo de la Ciudad Deportiva (que, por cierto, la directiva anterior había intentado sacar y no pudo lograr y otros clubes han hecho, estan haciendo o intentan hacer gestiones similares) y , casi más difícil en un mundo como este, el margen ordinario (que no cuenta con ventas de jugadores y similares) era positivo, gracias al tema del marketing (las famosas camisetas). Asimismo, el club volvía a dar cierta sensación de señorío y cuidaba su hasta hacía poco maltrecha imagen. Los grandes fichajes del equipo de fútbol, la incansable actividad del presidente, la inicialmente positiva trayectoria deportiva, el centenario de la fundación del club, celebrado en 2002... acabaron por poner en órbita en el ámbito mediático mundial al Real Madrid.

No obstante, aunque a alguno en la directiva se le olvidara, el Real Madrid no es S.A., sino C.F. (es decir, club de fútbol), lo que quiere decir que todo esto no es más que una condición necesaria pero no suficiente para que las cosas vayan bien, siendo, al final y como siempre, lo importante que la pelotita entre o no entre. En esto nos vamos a centrar a partir de ahora.

Y, bueno, al principio, la pelotita, a trancas y barrancas, entraba. Los primeros tres años, no sin bastante suerte, se ganaron dos ligas, una copa de Europa y una Intercontinental, aparte de otros trofeos menores. Se ficharon jugadores de talla mundial (Figo, Zidane y Ronaldo), se mantenían (aunque algo postergados) parte del bloque y el entrenador heredados de la etapa anterior y se trataba de fomentar la cantera, haciendo famoso el lema "Zidanes y Pavones".

En el verano de 2003, Florentino se encontraba en la cima del mundo. Llevaba varios años ganando siempre algún título importante, en el palco del Bernabéu se reunía la creme de la creme del país, el fichaje recién anunciado de Beckham aseguraba la primacía comercial del club sobre el Manchester, su gran competidor a nivel económico, el Madrid estaba considerado un modelo de gestión... y tras un absurdo y lamentable motín de la plantilla en la celebración del título de Liga, la directiva decidió despedir a Vicente del Bosque y Fernando Hierro, entrenador y capitán, respectivamente, del primer equipo y contratar a Carlos Queiroz, por entonces segundo entrenador del Manchester, como sustituto de Del Bosque. En su momento, aunque se dice que no hay que cambiar lo que funciona, pareció una decisión razonable, puesto que parecía que se podía sacar más partido a la plantilla del que se había sacado hasta entonces y los jugadores parecían dar cierta imagen de niños caprichosos. Ahora, con más perspectiva, se ve de forma distinta.


La temporada 2003-04, así, presentaba grandes expectativas e incertidumbres. Se había fichado a Beckham (buen jugador, que duda cabe, pero que deportivamente no era necesario ni mucho menos) y prescindido de Makelele, único currante en un centro del campo de artistas, lo que remataba una arriesgada apuesta de Florentino: desprecio por las teorías tradicionales del fútbol (equilibrio del equipo, necesidad de tener jugadores defensivos de contención...), apuesta por el espectáculo, renovación por varios años de casi todas las estrellas mediáticas, despido de jugadores considerados "de relleno", centrándose en el lema de "Zidanes y Pavones", etc. La cosa fue bien durante un tiempo, en el que subió un soufflé que acabaría por hundirse en primavera, con la pérdida de la final de copa, la derrota en una eliminatoria de la Champions que estaba encarrilada y un brutal desplome en las últimas jornadas del campeonato de Liga. Al final de esa temporada, de cara, en gran medida, a las elecciones de ese verano, se cesó al entrenador, fichando a un hombre querido por la afición y con perfil de "duro" con la plantilla como José Antonio Camacho, se prescindió del director deportivo, Jorge Valdano, que estaba muy "quemado" de cara a la hinchada, se renunció a la política de "Zidanes y Pavones", fichando a defensas y jugadores de contención, lo que hasta ese momento era tabú, etc. En el último gran triunfo de Florentino como presidente del club, los socios refrendarían la gestión de este en su primer mandato con más de un 90% de los votos emitidos a favor de su candidatura, frente a los escasos apoyos cosechados por su antecesor, Lorenzo Sanz (no me explico como fue capaz de presentarse, la verdad) y un desconocido Arturo Baldasano.

El año siguiente, no obstante, siguió con la línea descendente del anterior, sumando, además, el inicio en la inestabilidad en los banquillos. Después de la tercera jornada de Liga, dimitía, por razones desconocidas (aunque cabe suponer que por diferencias con el presidente por no apoyarle este con la plantilla), Camacho, sustituyéndole García Remón, que era parte de su equipo de colaboradores. Sin embargo, en navidades, tras el fichaje de Arrigo Sacchi como director deportivo, se prescindía de un entrenador que tenía mucha pinta de interino y se fichaba a Wanderley (¿era con "i" latina o griega?) Luxemburgo, que sería el entrenador con el que se acabaría la temporada. Por supuesto, como cabía esperar, el equipo no dió pie con bola, quedando descartado pronto para la lucha por el titulo de Liga, que ganaría un renacido Barcelona y siendo eliminado muy pronto en el resto de competiciones.

En vista de todo esto, el pasado verano el Madrid hizo un gran desembolso económico, fichando por auténticas millonadas a diversos jugadores de todas las posiciones, en un desesperado intento por acabar con la sequía de títulos, en el que se ponían en manos de Luxemburgo, que empezaba la temporada por primera vez con el equipo. Lamentablemente, desde el principio se vió que este no daba la talla, lo que propició el cese del entrenador, nombrando como sustituto, al principio, de forma oficialmente provisional, luego confirmado para el resto de la temporada, pero con la palaba "interino" tatuada en la frente todos los días, al responsable del segundo equipo, Juán Ramón López Caro (también conocido como "El Beato"). Por su parte, al año de haber venido se iba Sacchi, siendo sustituido por Benito Floro. En lo sustancial, en todo caso, estos cambios no variaron sustancialmente la marcha del equipo, que a fecha de hoy (miercoles santo de 2006) está condenado a luchar por quedar segundo, para desesperación y hastío de la hinchada, que ve encima como el Barcelona va a ganar la Liga de nuevo y quien sabe si se llevará también la Copa de Europa.

Tres años de sequía, mal juego y constantes "papelones" deportivos del equipo son demasiados, por muy buenos resultados económicos que se presenten en cada ejercicio y muchas camisetas que se vendan. Finalmente, el pasado mes de Marzo, Florentino Pérez se declara incapaz de sacar adelante la situación, dimitiendo como presidente del club. La Junta Directiva nombra en su lugar a un desconocido que parece ser (cualquiera sabe) que iba como vocal en la lista del dimisionario en las elecciones de Julio de 2004: Fernando Martín.

Y así es como estamos ahora en el Real Madrid: con un presidente nombrado a dedo y que no ha sido votado por los socios, lo que hace inevitable que sea percibido como un cargo provisional mientras no sea refrendado en las urnas, un entrenador interino que hasta los chinos de Rusia saben que no seguirá la próxima temporada y unos jugadores bajo sospecha por llevar tres temporadas sin rascar bola, de los que se sabe que no va a seguir la mitad y la mitad del resto se quiere ir. Un desastre, vaya, solo nos falta que se hunda el Estadio por culpa de las obras de la M-30 o algo por el estilo.

En fin, esta es la triste historia de los últimos años del Real Madrid. Pero esto no ha sido más que una crónica, a partir del próximo artículo empezaré con el análisis de lo sucedido y la propuesta de soluciones.

De momento, esto es todo. Vaya tocho que me ha salido. Un abrazo.


(1): vale, lo reconozco, son cifras que doy de memoria y sin contrastar, pero no voy muy desencaminado.

martes, abril 11, 2006

Semana Santa, semana de crisis.


Bueno, queridos lectores, como sabéis, en esta semana que hoy (Domingo de Ramos) se acaba, la principal noticia ha sido, al menos en mi opinión, la crisis sorpresa que se anunció el viernes en el Gobierno. Aunque a estas alturas sin duda todos estáis al corriente del tema, no está de más recordar que cesan el inefable José Bono y la Ministra de Educación (al parecer se llama Mª Jesús San Segundo, si ellos lo dicen será verdad), el hasta ahora Ministro del Interior pasa a Defensa y entran Alfredo Pérez Rubalcaba (Interior) y Mercedes Cabrera (tanto gusto, el gusto es mío) a Educación.

Todo el mundo relaciona el principal movimiento de este baile, sin duda el relativo al Ministerio del Interior, con el tema del (¿mal?)llamado Proceso de Paz en el País Vasco. Parece que se pasa de un hombre más o menos eficaz (cualquiera sabe, pero, desde luego, no ha parecido ni mucho menos de los peores miembros del Gobierno) pero de perfil político bajo a un peso pesado indiscutible en el PSOE, hasta ahora portavoz parlamentario de su grupo en el Congreso de los Diputados y como tal, acostumbrado a fajarse con el resto de las formaciones políticas representadas en la cámara para reunir los apoyos suficientes para sacar adelante los proyectos del gobierno (no creo necesario recordaros que los socialistas no disponen de mayoría absoluta) y que en la anterior legislatura era, por así decirlo, el enlace de su partido, entonces en la oposición, con el gobierno de Aznar en todo lo relativo al terrorismo y al Pacto por las Libertades.

Efectivamente, parece razonable pensar que este cambio está concebido con la idea de potenciar al ministerio encargado de la lucha contra ETA y que parece que tendrá, junto con el propio presidente, que llevar la iniciativa en las eventuales conversaciones que se puedan mantener con el grupo terrorista, encaminadas a una definitiva rendición de estos criminales. En este sentido, la experiencia política de Rubalcaba y la buena relación que parece tener con casi todos los grupos de la oposición parecen buenos avales para el puesto, si no fuera porque la excepción a esta buena relación es, precisamente, el Partido Popular, para quien es, desde lo sucedido en la víspera de las últimas elecciones, una auténtica bestia negra. No acabo de ver acertado, en un momento político como este, en el que es imprescindible la colaboración del principal partido de la oposición en el (lo volveré a llamar así, aunque no me acabe de gustar el nombrecito) Proceso de Paz, ponerle como interlocutor a una persona a la que es público y notorio que no puede ni ver. Claro que es posible que sea una nueva piel de plátano que le pone Zapatero al PP (provocarles para ver si se lanzan en tromba a criticar al nuevo Ministro del Interior en un momento tan delícado como este, revelando poco sentido de estado, revanchismo, etc.) que, dicho sea de paso, parece que de momento está pisando con gran entusiasmo.

Aparte de eso, queda comentar que se va Bono, cosa que, en vista de lo cargante que resulta, es de agradecer, puesto que es tremendamente populista y hasta demagogo, aunque, tal vez precisamente por eso, muy popular (lo que explica que no le echen si no que se vaya él, nunca sabremos a ciencia cierta la razón, aunque parece probable que tenga que ver con el culebrón del Estatut) y que cambian a la Ministra de Educación. Este último cambio, por mucho que nos digan que es porque se ha aprobado la LOE y quieren dar un nuevo impulso al ministerio para lo que queda de legislatura, evidentemente, en mi opinión, se debe a que era uno de los múltiples ministros desaparecidos en combate de la legislatura (premio para los que me sepan decir los nombres, sin consultarlos en ningún sitio, de los ministros de Agricultura, Sanidad, Cultura, Fomento y Administraciones Públicas). Como parece políticamente delicado "cepillárselos" a todos en mitad de la legislatura han cogido a San Segundo como chivo expiatorio. Lo que no está claro es que su sustituta (por cierto, sobrina del expresidente Leopoldo Calvo-Sotelo) vaya a hacerlo mejor. Solo el tiempo lo dirá.

Y hablando de crisis, a la espera de hacer un artículo (por lo menos, porque creo que acabarán siendo más, me tienen más quemado que el mapa de "Bonanza") monográfico sobre el tema, comentar que el Madrid ha vuelto a hacer un papelón. ¿Qué hago yo con esta gente, Dios Mío? Me traen por la calle de la amargura. ¿No podríamos colocar unos cuantos en la próxima edición de "La Selva de los Famosos"?

En fin, eso es todo por hoy. Sed buenos. Un abrazo.
Bueno, queridos lectores, queda inaugurado, por este sencillo acto, este blog, en el que me dispongo a dejar constancia de mi opinión sobre los temas que vaya deparando la actualidad: política (no leáis la prensa, que le pone a uno de mala leche, aquí voy a estar yo para informaros), deportes (la gran duda: ¿qué hacer con los golferas del Madrid?¿desollarlos vivos, bajarlos a una mina a picar, marcarlos con hierro al rojo...?), cine, etc.

Como ya me conocéis, no cabe esperar una especial constancia por mi parte en la entrada de comentarios: igual se queda solo esta por los siglos de los siglos amén. Con acordarme de hacer algún comentario de cuando en cuando me doy con un canto en los dientes. Pero bueno, si la cosa coge dinamismo, algún alma caritativa hace comentarios y tal, puede que el blog acabe por tener algún interés.

En fin, amigos, que Dios os coja confesados. A partir de ahora tenéis un nuevo órgano de opinión a vuestro servicio: La Tribuna de Edu. Sed buenos.